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Lo Hipster. A propósito de la campaña HOMINEM de El Corte Inglés.

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Mi querido hermano Pepo me ha regalado este texto por mi cumpleaños, Pepo Marquez (@pepo_marquez), te amo y con tu permiso que no tengo, lo comparto. El texto hace mención a la campaña HOMINEM de El Corte Inglés, uno de los HITS absolutos de la historia de la publicidad moderna. Lean.

Me gustaría conocer a la persona que propuso ESTA CAMPAÑA a El Corte Inglés, invitarle a cenar, a las copas de después y hacerme fotos con él o ella para no olvidarme nunca de su cara. Me gustaría conocer al pensador y al que la aprobó, el que vio los bocetos, los interiorizó, los proyectó mentalmente a futuro y pronunció las palabras mágicas: “Lo veo”. Ya no solo es que el nombre me parezca antológico (Hominem, extraído de hominal: “Perteneciente o relativo al hombre”, según puedo leer en el diccionario de la RAE) por la extraña y gloriosa metareferencia a la homosexualidad por un lado y a uno de sus máximos enemigos, el rapero Eminem, por otro, sino por los comentarios que ilustran a cada foto –que, por supuesto, también son dignas de protagonizar por sí solas otra columna–: “Camino de una fiesta informal en la terraza del Hotel Ada”, “Esperando en la lavandería…”, o mi favorita de todas: “Tarde completa, clase de Yoga y de camino a cenita con amigos en Maki”. Estamos ante uno de esos casos en los que el despiste es máximo: uno no sabe si esto es una genialidad, una gran broma, una ironía, una mierda o, peor, si va en serio. Porque, dependiendo de las intenciones, cabría un análisis diferente.

Imaginemos por un momento que va en serio: que en ese estudio de campaña, en esas reuniones en despachos inteligentes desde donde se atisba la ciudad mientras secretarias vestidas de manera informal preparan Nespresso para todos, en esas conference calls con españoles que emigraron a Londres o Nueva York en busca de una vida mejor y que encontraron su sitio en agencias de publicidad que prometían más de lo que son, no hubo ni una sola risotada. Imaginemos que el jefe de todo esto es un tipo de casi 60 años con traje de Emilio Tucci, barriga trabajada en interminables comidas de negocios en asadores con aparcacoches y fotos de futbolistas del Real Madrid en sus paredes, de los de pelo para atrás, caracolillos en el cuello, cigarro perenne y tres hijos entre los 10 y los 17 años que van a catequesis los sábados al medio día. Imaginemos, además, que la becaria de la agencia lleva las uñas pintadas de azul turquesa, botines de Top Shop, colgantes de plata con siluetas de ciervos o golondrinas, un tatuaje de una estrella diminuta en el interior de la muñeca y se hace las mechas californianas desde antes que ninguna de sus amigas. Imaginemos toda esa mierda junta y pensemos que esa campaña va en serio: Lo hipster asalta el mainstream definitivamente desde el mismísimo acorazado del propio sistema: El Corte Inglés. Comeros esa, modernos.

Tenemos muchas cosas que celebrar si esto es, de verdad, una realidad. La estética hipster (signifique esto lo que signifique) se va a popularizar y, en su desarrollo, auge y decadencia, nos va a dejar algunas camisas bonitas, frases para el recuerdo y una serie de situaciones y complementos absolutamente equivocados porque, como no podía ser de otra forma, tratarán de darle a la idea tantas vueltas de tuerca que al final todo será considerado hipster para que algunos traten de liquidar overstocks de otras temporadas y modas que no han podido colocar ni a canis ni a gays. Va a ser muy divertido pararse a observar todo eso porque, en general, es muy divertido pararse a observar cómo nos venden cualquier mierda con la promesa de que eso es lo que de verdad necesitaba tu vida y lo que va a hacer que, al fin, dejes de ser el triste amasijo de piel y dudas para convertirte en un triunfador. Año tras año.

El caso es que esta mañana me puse a pensar en “lo hipster” y he decidido surfear esta ola, apuntarme al carro, aprovechar el momento. He decidido que ya era hora de dejar de observar y pasar a la acción. No solo participar, sino animar el cotarro desde mi propia plataforma.

Lo primero que haré será abrir un local de striptease hipster. Un “boys” para despedidas de soltera hipsters donde los chicos delgaditos, con tatuajes molones repartidos aleatoriamente por su cuerpo al estilo de los Zombie Kids, lleguen en bici tuneada al escenario y empiecen a sacarse la ropa, correctísimamente escogida por nuestras tres estilistas freelance, al ritmo de Beach House, M-83, Little Boots o The XX: unas Vans manchadas con tinta de spray, calcetines de rayas multicolores, pantalones Cheap Monday de hace dos temporadas, camisetas de Modest Mouse debajo de camisas de leñador Wrangler, gorras de camionero de algún local de perritos calientes de Arkansas, calzoncillos de cuadritos blancos y negros… Bailarán sin gracia, con los ojos cerrados, sin ninguna intención de excitar a las chicas porque, ahí está el secreto, cuanto más intensos y más dislocados ellos, más calientes ellas. Irán poco a poco quedándose desnudos, con esa figura delicada, rompible, de blanco nórdico, hasta completar el integral donde, las chicas, en lugar de aplaudir se turnarán para abrazarlos, les darán besos en el cuello, les mirarán a los ojos y les dirán sin palabras: “Yo te entiendo”. Como detalle, algunos tendrán un miembro descomunal y otros no. Otros la tendrán pequeña, delgada, muerta. Algunos la tendrán como la deben tener los políticos españoles.

En este “boys”, que se llamará Peores Cosas Pasan en el Bar, habrá wi-fi gratuito, solo servirán gin-tonics de pepino y cervezas de autor y solo se podrá comer comida ecológica y vegana. Los sofás y las mesas bajas serán de Ikea, las paredes serán blanca y se organizarán exposiciones de artistas locales e internacionales: cartelistas de conciertos, grafiteros, ilustradores y gente que solo dibuje a lápiz amarillo con goma rosa en su extremo. Como cortesía, se regalarán Moleskine de bolsillo a todas las clientas, una totebag con el nombre del local pero sin hacer mención alguna a la clase de negocio que me hará rico y una tarjeta de crédito negra con la silueta en dorado de un ciervo o una golondrina junto con un espejo tamaño de bolsillo para que cada una lo utilice como quiera, sepa o pueda. Por supuesto, se hará la vista gorda en los baños.

Cuando este negocio pete, mi ambición me guiará al siempre apasionante mundo de las limusinas Hammer para despedidas de soltero. Lo tengo todo pensado: tendré una flota de conductores formada por miembros de bandas independientes locales que, a la espera de que su música consiga colarse en algún programa de Radio:3 o en algún blog influyente, necesitan dinero de bolsillo para ir tirando y pagar su alquiler sobrepreciado en la calle Espíritu Santo. Esta flotilla de simpáticos veinteañeros a los que, en realidad, les duele haber caído en lo hipster, irán vestidos como el chico de la campaña de El Corte Inglés y se dirigirán a la clientela con media sonrisa, palillo en la boca y la cara de haber recibido hace diez minutos un par de whatsapps de su exnovia instándole a que deje de llamarla de madrugada mientras está borracho, colocado o ambas cosas. Cuando suban la ventanilla de cristal tintado que separa la cabina del conductor del espacio donde se reparten los viajeros, pondrán bajito algún disco de metal mainstream tipo All Time Low, Lamb of God, Slayer o Pantera, mientras atrás suena Devendra Banhart, John Grant y Phosphorescent para los ocupantes.

La limusina será negra por fuera, discreta, tendrá portabicicletas arriba (máximo una bicicleta por cliente), wi-fi gratuito y conexión individual de iPod, iPad, Macbook y USB. No BlackBerry, lo sentimos. El interior irá decorado como las furgonetas donde giraban Black Flag, Minor Threat o Youth of Today a finales de los 80: asientos desvencijados, tapicería casi desaparecida, gomaespuma amarilla roída en todo el habitáculo, pegatinas de sellos como SST, Revelation Records o Dischord que, de tan viejas, no se pueden despegar del techo, algún tag mal hecho con rotulador rojo, bolsas de papel para camuflar las cervezas y un espacio reservado para la publicidad donde irán rotando carteles de los próximos conciertos en Joy Eslava o de los festivales de verano que, a medida que se vayan conociendo las programaciones, harán descuentos a grupos por utilizar nuestro servicio. O viceversa.

Mi servicio de limusinas se llamará Muévete Por Dentro y su web será un Tumblr.

Como obsequio, al que se case le regalaremos un Walkman original de la época con una cinta original del último disco de Dirty Proyectors.

Por último, cuando estos dos negocios no hayan hecho más que confirmar mi imbatible olfato para aunar dinero y visión comercial, abriré la meca de lo hipster. Una especie de Graceland en pleno centro de Malasaña que ocupará dos pisos (planta calle y subsuelo) donde podré dar rienda suelta a mi imaginación y donde apostaré de verdad por un negocio revolucionario y trasgresor. A ver si me explico: en la planta calle habrá un bar/cafetería/tienda/afterwork/espacio de arte/quiosco/fábrica de cerveza/fábrica de cupcakes/fábrica de hamburguesas veganas TODO JUNTO. ¿Cómo lo haré? Ni idea, pero pequeño: no se nos olvide que estamos en Malasaña. Las exposiciones constarán de un solo cuadro, un solo cartel, una sola ilustración. Habrá un escenario para un solo músico donde se podrán hacer presentaciones de discos, por supuesto, sin amplificar. Solo habrá dos mesas: la de la ventana y la de la puerta de la cocina, donde la camarera o el camarero, al pasar, mostrará su descontento con su sueldo golpeando descaradamente espaldas, codos y pantorrillas de los comensales mientras murmura algo que, en algún idioma del Señor, significa “disculpa”. En la publicidad diré que tenemos TODAS las revistas, TODOS los discos, TODOS los DVDs (se harán proyecciones para dos o tres personas, hasta completar el aforo), TODAS las camisetas y TODOS los gadgets, pero luego no habrá de nada. Y no por negligencia: es que no hay espacio. Utilizaré ese “TODO” como reclamo. Además, da igual si lo hay o no, porque el siempre enfadado con la vida camarero/dependiente/cocinero/gerente de mi local dirá que no lo tiene por defecto. Porque no tener, en el mundo hipster, lo peta. Habrá un camarero por la mañana y una camarera por la tarde. La selección la haré yo personalmente y los candidatos necesitarán acreditar dos carreras, una de ellas con al menos la mitad de los créditos cursados en el extranjero, dos idiomas y un conocimiento nulo en el noble arte de hacer cafés. Puntúa extra si hablan con acento catalán, sean de donde sean.

El sitio se llamará Piensa en Pequeño.

Falta el subsuelo, el sótano, la mazmorra. Ahí es donde estará mi pequeño sueño, la razón por la que muchos hipsters de provincias peregrinarán en fin de semana a Madrid y actualizarán sus redes sociales con el símbolo más codiciado por los Nuevos Empresarios: el “<3 <3 <3”. En la parte de abajo abriré un spa y un cuarto oscuro. Una bañerita donde sonarán listas de reproducción que me pasen mis amigos Eme DJ, DJ Coco o Dorian, con paredes de ladrillo tipo loft neoyorquino en un lado y blanco liso en el resto, sin ventanas y de techo bajo. Un sitio para el esparcimiento y la reflexión con barra libre de porciones de pizza vegetariana, zumo de piña y naranjada, donde las parejas de hipsters puedan pasar una tarde romántica, delicada y especial. Por supuesto, no habrá nadie atendiéndoles, nadie les explicará cómo funcionan los diferentes dispositivos y las pilas de los mandos a distancia de la televisión, el DVD y el equipo de sonido estarán gastadas o no estarán. Las toallas serán recicladas de camerinos de festivales y el precio por su uso dependerá de las que elijas: no costará lo mismo una toalla de un camerino de Nick Cave que una robada del camerino de Fleet Foxes.

El cuarto oscuro funcionará como me han contado que funcionan todos los cuartos oscuros pero, en lugar del silencio o la música de película porno que seguramente suene en ellos, aquí tendremos todos los discos de Godspeed You! Black Emperor sonando en modo random. Ya puedo escuchar en mi cabeza los gimoteos que acompañarán a los momentos de subidón del Lift Your Skinny Fists Like Antennas to Heaven, mezclados con los besitos en el cuello de las partes más tranquilas del Yanqui U.X.O. Unos con otros. En sintonía. Barbas y chicas delgadas; bigotes recortados con penes enormes; coulottes que salen volando y pulseras de los festivales de los últimos tres años. Todo ahí, en un mismo espacio, a oscuras o con una luz de cuarto de revelado fotográfico, para que los hipsters den rienda suelta a sus pasiones más ocultas. Como cualquier hijo de vecino. What happens in Piensa en Pequeño, stays in Piensa en Pequeño.

Pepo Márquez

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20 Comentarios

  1. Solo una cosa… Las coulottes no existen, en mi país, que las inventó, se llaman culottes

    Máximo Hombre

  2. Y todavia hay gente que me mira raro cuando digo que Pepo Marquez deberia de ser nuestro presidente. Hablando en serio, un puti club hipster con Suicide Girls, chicas de «uñas del gueto» y similares triunfaria a saco, y el reclutamiento es mucho mas facil de lo que imaginas. ¿Nos asociamos?

    El Justiciero Alito

  3. Max: pues dile a tu jefe que lo corrija, que lo escribí antes de las 8:30 de la mañana y algún fallito se me puede disculpar, ¿o no?

    Pepo M.

  4. Sólo por el hecho de conocer esas marcas de ropa, esos grupos de música, y por criticar al estereotipo desde el estereotipo; me pareces otro moderno más. A cagar.

    pedrote

  5. Brutallllll máximo post, me he reído muchísisiismo!

    Natalia

  6. Hola Pedrote. Vaya rima tiene tu nombre, colega. Ya me gustaría a mí quitarme esas marcas de ropa de la cabeza. Ahora bien: te recomiendo todos los grupos que he mencionado: hacen música MUCHO mejor que mi artículo. En serio. Besos.

    Pepo M.

  7. Cuánta tontería tienen. Yo he visto chicas con bigotes ya no pintados sino ¡postizos!, basta de esas marcas que mencionas, basta de ciervos+triangulos+universos+cruces, de animalitos, de ropa imposible que brilla más que el sol… en cuanto a la comida me río de sus canónigos con queso de cabra y vinagre de módena y foie y trozos de hojas, flores… con mi bocadillo de morcilla en la mano.

    Irene

  8. Cuando algo llega al Corte Inglés significa su muerte. Acabo de llegar de NYC y allí lo hipster está ya más off que Facebook.

    pablo rios iglesias

  9. Bocata de ¿Morcilla? Irene, Meat is Murder! Prefiero comer queso de cabra y canónigos en un pan de 6 cereales y no cargarme a nadie, vestir visto como me da la regalada gana, y cuanto más brillo y más sol hace, MEJOR! Y en cuanto a las chicas con bigotes, sólo diré: «9 semanas y media». Deberías verla, es una peli increíble que me hizo ver mi madre a la tempranísima edad de 10 o 12 años. Me dijo que era lo más y que tenía que verla, pero yo sola, sin mis hermanos «pequeños».
    La vi dos veces seguidas esa misma noche. Ahí supe que mi madre estaba completamente loca, gracias a dios.

    Divertido post, pero prefiero no criticar…que yo también tengo una mini estrella tatuada en el interior de la muñeca, aunque ciertamente paso de colgantes de ciervos y sobre todo paso de uñas pintadas de color turquesa.

    dis-hater

    • Bueno, yo tampoco quiero cagarme en nadie, eh? Te haré caso y veré «9 semanas y media» (con bastantes años de retraso me parece). Pero la morcilla, lo siento, me encanta y no lo puedo remediar.

      Irene

      • ¡Qué mona eres, Irene! 😀

        dis-hater

        • Oh, gracias bonica 😉

          Irene

  10. Pingback: Veredicto: Un príncipe para Corina. La bella y las bestias. #corina1

  11. Bravo!!! mucho hipster se tirará el rollo robándote las ideas para follar. Porque esto, como el que lleva un libro de bolsillo cuando sale a tomar unas cervezas con los colegas y de repente te lee unos versos, o hace años el que iba de músico, ahora ser músico es lo normal, o el mago que te hace un truco de cartas y te mete un lenguetazo, todo eso solo es para intentar follar, ya lo sabemos.

    ilarius

  12. Pingback: No hay nada peor que ser un pijo viejo e intentar hacer creer que eres un pedazo de Hipster - Arde Magazine

  13. Pingback: TRIUNFAL NUEVO RADIOSHOW ESTÁ PASANDO Especial "JARRRL" on LA LUZ, LOS UROGALLOS, BETTY TROUPE...

  14. Nos confirman que Julián Prieto está detrás de esta campaña

    Anónimo

    • Claro, ahora lo entiendo todo

      admin

  15. Pingback: Introducción al Triste Diario de un Hipster.

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