Muy de vez en cuando echo de menos el salvajismo juvenil. Esa época de la vida cercana a los 20 años en la que te entregas al desenfreno extremo, a la vida loca y a la experimentación dinamitera.
Cuando era un delincuente juvenil frecuentaba mucho Barcelona. Uno de mis antros favoritos siempre fue el pasillo del Apolo, un recoveco rectangular en el primer piso de la clásica sala donde un reducto de terroristas nos recluíamos para bailar desenfrenadamente hitáceos de músicas no estrictamente electrónicas y ponernos morados con lo que caía. Era una singular banda de jóvenes alterados y fans de las melodías, algo así como la resistencia pop del Apolo. Por allí deambulaban cromos selectos de la fauna catalana: Piñol, los Broc, los Aparicio, P Soler, F Soler, Terés, Fort, Betoret, Camarasa, Andreu, Ribosa, DeFez, Sánchez Pons, Sancho… genios unidos por la música, el griterio y las risas frenéticas. Allí pasábamos largas horas moviendo el esqueleto (me encantan este tipo de expresiones carcas), coreando himnos, abrazándonos y exaltando la amistad. El maestro de ceremonias y musicador de esta selva nocturna era DJ Coco, previo a sus trepidantes sesiones, aprendices de pinchadiscos de todos los rincones de la galaxia calentaban la sesión del maestro. Ahí sonaba de todo, desde Beat Happening a Baxendale pasando por Ascii Disco o Andreas Dorau y todo tipo de hits sinvergüenzas de la temprana onda indietrónica. No había reglas, todo valia y a todos nos unía una feliz indiferencia y despreocupación y mucho baile. Como en toda buena ceremonia de marcado aire sectario y escenil siempre había un punto álgido, un “turning point”, el momento esperado por todos y ese era un hit muy concreto, el hyper-pepino protagonista de hoy: “Vuelven los 80” de Symon Templar. Todavía recuerdo con temblores el momento en el que Coco alargaba el brazo y agarraba con violencia el maxi de Symon. Las primeras baterías sintetizadas provocaban nuestros gritos histéricos y al unísono los presentes coreábamos su estribillo como si estuviéramos en una final de River Plate-Boca Juniors. Era un éxtasis natural. Era lo más. Cuando vuelvo a escuchar este hit aparecen flashes ácidos en mi cerebro que me recuerdan a esa galopante y frenética era. Sirva este post y esta pequeña historia para reinvindicar uno de los artefactos más injustamente olvidados del pop español. Una joya tecnopop como un templo que debía haber copado listas de radio y arrasado en ventas. Gracias por todo Symon Templar, algunos y ahora espero que muchos, nos seguiremos acordando de tu himno.
Aquí tenéis la letra para que la podáis corear.
Vuelven los 80, ya lo ves
Vuelven los 80, otra vez
Vuelven los 80, están aquí
Vuelven los 80, para tí
Cada nuevo tema que oyes hoy, arrastra un recuerdo del ayer
que hace que vuelvas a enloquecer, según se agita en tu interior.
Recuerda a Kraftwerk y la O.M.D, Yazoo, Depeche Mode, y The Human League
«Maxi de Symon Templar y una señora con tetas».
Vuelven los 80, ya lo ves
Vuelven los 80, otra vez
Vuelven los 80, están aquí
Vuelven los 80, para tí
Siempre hay tiempo de recuperar lo que has ido dejando atrás
emociones que tu alma escondió dentro de un sintetizador
Recuerda a Soft Cell y los ABC, Eurythmics, Alphaville y los Thompspn Twins
Vuelven los 80, ya lo ves
Vuelven los 80, otra vez
Vuelven los 80, están aquí
Vuelven los 80, para tí
Recuerda a Kraftwerk y la O.M.D, Yazoo, Depeche Mode, y The Human League
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